miércoles, 2 de mayo de 2012

TODOS SOMOS DISTINTOS

Hola a tod@s de nuevo!

¿Cuántas veces no hemos estado en un sitio público y nuestro hijo nos ha hecho un numerito? Eso ha hecho girar la cabeza a más de uno, oyendo algún que otro comentario desagradable y viendo miradas desconsideradas. Tenemos que aprender a mostrar indiferencia a los ojos ajenos que no entienden nuestra situación. La última que me ha hecho mi hijo Isaac fue, debido al aburrimiento de llevar un par de horas en una macrotienda de venta de muebles y objetos para el hogar, que tuvo la disparatada idea de abrir una puerta que no debía. Estábamos pasando la tarde con unas amistades y, tras un descuido mío, se dirigió hacia la salida de emergencia presionando la palanca y saltando la alarma. Volvió a mí entre risas diciendo "Mira qué he hecho!" Evidentemente, era para llamar la atención ya que le resultaba tedioso estar allí y no poder estar en el parque jugando y corriendo. A los ojos de los demás, mi hijo debería ser un niño consentido que le da por hacer travesuras.  En parte es así, no deja de ser un niño y de hacer sus fechorías, pero no consentido, sólo es que su mente no está desarrollada como la de un niño de diez años porque su cerebro trabaja de forma diferente. Sin embargo, no tengo por qué colgar una etiqueta a mi hijo, ni ir explicando a todo el mundo que nos observa que es un niño con necesidades especiales, a no ser que una situación determinada lo requiera.
 
 ¿ Discapacidad, capacidades especiales o diferentes, niños especiales,...? No sé cómo lo llamareis vosotros, existen varias maneras de nombrarlo,  Para mí, cualquiera es buena, siempre que no sea algo despectivo ni con connotaciones negativas. Ellos viven en su mundo, felices sin saber que los adultos les han colgado una "etiqueta" y con el tiempo deberán tener presente su situación ¿Cuándo es el momento adecuado de hacerlo? A mi opinión, cuando el niño esté en esa etapa que haya desarrollado suficiente capacidad cognitiva para comprender qué es lo que le está pasando. Una charla relajada, con un tono de voz adecuado y con una entonación cálida. Es tan importante el cómo decimos las cosas que lo que decimos, que exista un equilibrio entre lo que se dice y la forma en que se dice. Pensad que ellos engloban el mensaje, los gestos y el tono. No enfocarlo como un problema, sino como algo que sucedió por algún motivo. Yo no sé cuándo encontraré el momento para tener esa gran charla con Isaac, es un niño muy curioso y sé que me planteará muchas preguntas. Lo que sí que tengo claro cómo decirselo. Tengo un cuento muy bonito sobre el autismo "Cuidemos de Louis" de Lesly Ely. Haré que se lo lea, lo comentaremos y le explicaré que él, de pequeñito, era un niño con ciertas dificultades, pero que su mamá, con la ayuda de los abuelos y de personas que nos quieren, ha luchado por un futuro mejor hasta conseguir la personita que hay en él.  Y que todo ello me ha dado fuerzas para superarme día a día y que estoy estudiando la carrera de Psicología así como también colaborando para ayudar a otras famílias con situaciones similares, todo ello gracias a la motivación que me da el tenerle a él como hijo: especial, diferente, singular,...ÚNICO!!!!!
 
Pienso que hay que transmitirles que son especiales, que sus capacidades son diferentes, pero,como cualquier otra persona. Todos somos distintos. Cada uno de nosotros tenemos capacidades y discapacidades, capacidades para hacer y discapacidades para no hacer. Tenemos manías, rarezas, supersticiones,...¿Dónde está la diferencia de lo normal y lo anormal? La normalidad no es universal, todos no tenemos el mismo criterio. Sobretodo, remarcar bien alguna capacidad que el niño tenga para hacerle ver que es desigual así como potenciarla, dándole un aspecto positivo. Se trata de que él entienda que es una persona diferente, como las que tiene a su alrededor, sin ser un bicho raro dentro de esta sociedad, No se trata de hacerle sentir que tiene un virus y que ha de estar alejado de esta sociedad hasta que no se cure. Y aunque en su día le hayan colgado una "etiqueta", no es una pseudopersona, sino alguien más en este mundo, con sus rasgos personales, con su singularidad. A mi parecer, llamerles niños con discapacidad, no me parece lo más correcto. Es como si a una persona de mucha edad, la llamásemos mayor ¿mayor para qué? Quizá esa persona es capaz de hacer algo que uno mismo no es capaz de hacer.
Este es mi punto de vista como madre, podreis estar más o menos de acuerdo con mi manera de ver esta situación. Me gustaría saber alguna de vuestras opiniones, como progenitores, familiares, ... de una persona especial, diferente, singular y única. 
Un saludo,
 
Isaac y Noelia 


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