sábado, 12 de mayo de 2012

EL NIÑO ZURDO

Reproduzco esta entrada del hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, donde se dan unas recomendaciones en el caso de tener hijos zurdos. Mi hija es zurda y hemos tenido que trabajar con ella la coordinación óculo-manual (recortar, abrochar botones y especialmente el trazo en la escritura). Destacar que los zurdos no se reeducan, lo importante es que los niños tengan una lateralidad cerebral bien definida, de ojo, mano y pierna. Lo podéis comprobar viendo la mano dominante, pidiendo a vuestros hijos que chuten una pelota y pedirles que miren a través de un rollo de papel.

Si vuestros hijos no siempre utilizan la misma mano se puede hacer un listado para evaluar si hay alguna preferente y en ese caso podemos trabajar para fomentar su predominancia. De todos modos, ante cualquier duda es mejor consultar con un profesional.

GUÍA PRÁCTICA PARA PADRES DE NIÑOS ZURDOS.

A la hora de educar a un niño zurdo, lo más importante es tener en cuenta que usar la izquierda es una tendencia natural, y por lo tanto no debe corregirse. Los zurdos pueden encontrarse con más dificultades de las habituales, pero esto es, simplemente, porque deben adaptarse a un mundo diseñado para los diestros.
Los niños zurdos son los que emplean los miembros izquierdos para aquellas actividades que son automáticas o que necesitan una especial precisión. Este hecho es consecuencia de la lateralidad, que es la tendencia natural del cuerpo a decantarse por uno de los dos hemisferios del cerebro. Así, una de las dos mitades del cuerpo siempre acaba teniendo dominio sobre la otra. Los estudios indican que la lateralidad es algo espontáneo y que, por lo tanto, no se educa.

Tradicionalmente, ser zurdo no estaba muy bien visto. No hay más que fijarse en algunas expresiones populares (“levantarse con el pie izquierdo”). Además, no hace muchos años la zurdera se entendía como un defecto que se curaba “con el tiempo”. No obstante, hoy en día los expertos tienen claro que se trata de una tendencia perfectamente normal, aunque eso no significa que los que usan la izquierda no se encuentren con ninguna dificultad. Se calcula que son un 10% de la población, y eso significa que tienen que adaptarse a un mundo esencialmente diseñado por y para los diestros, lo cual a veces puede provocar descoordinación. Ofrecemos a continuación algunos consejos para evitarlas.
1. Para aprender a escribir: Antes de entrar propiamente en la enseñanza de la escritura, debemos tener clara cuál es la lateralidad de nuestro hijo. Esta no se define de forma definitiva hasta los 6 o los 7 años. Una vez que la sepamos, procuraremos ayudar al niño a alcanzar armonía, coordinación y equilibrio, siguiendo estas pautas:
  • Comprobar el tipo de dominancia: Los niños tienen lateralidad homogénea cuando emplean la misma mano, el mismo pie y el mismo ojo como dominante en todas sus tareas. Es mejor que la lateralidad sea homogénea.
  • Mejorar la coordinación ojo/mano.
  • Inculcar las posturas correctas: Si observamos que tiene muchas dificultades es aconsejable empezar con letra tipográfica (“de palo”). La letra ligada ya la enseñaremos cuando lo natural sea escribir más rápido.
2. Para superar las dificultades: Alrededor de los diez años, la edad de consolidación caligráfica, puede aparecer una disgrafía (irregularidades en la letra, inseguridad, dolor postural, repaso de letras ya escritas, entre otras). Esto no debe preocuparnos, ya que puede ser consecuencia de haber usado técnicas inadecuadas. Por lo tanto tendremos que centrarnos en dos objetivos básicos:
  • Ganar soltura: Corregir las incorrecciones posturales, eliminar la crispación.
  • Homogeneizar la lateralidad: Consolidar la coordinación mano/ojo/pie.

3. Para lograr una progresión cómoda: Es normal que los niños zurdos experimenten algún problema entre los 12 y los 14 años, cuando la escritura ya es más fluida y empieza a aparecer el gusto por expresarse. Para superarlas es importante tener en cuenta estos puntos:
  • Buscar la simplificación y las formas ovaladas. Ello se consigue sobretodo trabajando la escritura en una pizarra.
  • Encontrar la colocación óptima mano-papel. Es preferible que la mano se sitúe por debajo de la línea, y no por encima, ya que ello implica una postura un poco forzada.
  • Entrenar la progresión y la dinámica. Eliminar la crispación y lograr las formas armoniosas.
Podéis encontrar este artículo y otros muy interesantes pinchando el enlace:
Observatorio FAROS, Sant Joan de Déu.


miércoles, 2 de mayo de 2012

TODOS SOMOS DISTINTOS

Hola a tod@s de nuevo!

¿Cuántas veces no hemos estado en un sitio público y nuestro hijo nos ha hecho un numerito? Eso ha hecho girar la cabeza a más de uno, oyendo algún que otro comentario desagradable y viendo miradas desconsideradas. Tenemos que aprender a mostrar indiferencia a los ojos ajenos que no entienden nuestra situación. La última que me ha hecho mi hijo Isaac fue, debido al aburrimiento de llevar un par de horas en una macrotienda de venta de muebles y objetos para el hogar, que tuvo la disparatada idea de abrir una puerta que no debía. Estábamos pasando la tarde con unas amistades y, tras un descuido mío, se dirigió hacia la salida de emergencia presionando la palanca y saltando la alarma. Volvió a mí entre risas diciendo "Mira qué he hecho!" Evidentemente, era para llamar la atención ya que le resultaba tedioso estar allí y no poder estar en el parque jugando y corriendo. A los ojos de los demás, mi hijo debería ser un niño consentido que le da por hacer travesuras.  En parte es así, no deja de ser un niño y de hacer sus fechorías, pero no consentido, sólo es que su mente no está desarrollada como la de un niño de diez años porque su cerebro trabaja de forma diferente. Sin embargo, no tengo por qué colgar una etiqueta a mi hijo, ni ir explicando a todo el mundo que nos observa que es un niño con necesidades especiales, a no ser que una situación determinada lo requiera.
 
 ¿ Discapacidad, capacidades especiales o diferentes, niños especiales,...? No sé cómo lo llamareis vosotros, existen varias maneras de nombrarlo,  Para mí, cualquiera es buena, siempre que no sea algo despectivo ni con connotaciones negativas. Ellos viven en su mundo, felices sin saber que los adultos les han colgado una "etiqueta" y con el tiempo deberán tener presente su situación ¿Cuándo es el momento adecuado de hacerlo? A mi opinión, cuando el niño esté en esa etapa que haya desarrollado suficiente capacidad cognitiva para comprender qué es lo que le está pasando. Una charla relajada, con un tono de voz adecuado y con una entonación cálida. Es tan importante el cómo decimos las cosas que lo que decimos, que exista un equilibrio entre lo que se dice y la forma en que se dice. Pensad que ellos engloban el mensaje, los gestos y el tono. No enfocarlo como un problema, sino como algo que sucedió por algún motivo. Yo no sé cuándo encontraré el momento para tener esa gran charla con Isaac, es un niño muy curioso y sé que me planteará muchas preguntas. Lo que sí que tengo claro cómo decirselo. Tengo un cuento muy bonito sobre el autismo "Cuidemos de Louis" de Lesly Ely. Haré que se lo lea, lo comentaremos y le explicaré que él, de pequeñito, era un niño con ciertas dificultades, pero que su mamá, con la ayuda de los abuelos y de personas que nos quieren, ha luchado por un futuro mejor hasta conseguir la personita que hay en él.  Y que todo ello me ha dado fuerzas para superarme día a día y que estoy estudiando la carrera de Psicología así como también colaborando para ayudar a otras famílias con situaciones similares, todo ello gracias a la motivación que me da el tenerle a él como hijo: especial, diferente, singular,...ÚNICO!!!!!
 
Pienso que hay que transmitirles que son especiales, que sus capacidades son diferentes, pero,como cualquier otra persona. Todos somos distintos. Cada uno de nosotros tenemos capacidades y discapacidades, capacidades para hacer y discapacidades para no hacer. Tenemos manías, rarezas, supersticiones,...¿Dónde está la diferencia de lo normal y lo anormal? La normalidad no es universal, todos no tenemos el mismo criterio. Sobretodo, remarcar bien alguna capacidad que el niño tenga para hacerle ver que es desigual así como potenciarla, dándole un aspecto positivo. Se trata de que él entienda que es una persona diferente, como las que tiene a su alrededor, sin ser un bicho raro dentro de esta sociedad, No se trata de hacerle sentir que tiene un virus y que ha de estar alejado de esta sociedad hasta que no se cure. Y aunque en su día le hayan colgado una "etiqueta", no es una pseudopersona, sino alguien más en este mundo, con sus rasgos personales, con su singularidad. A mi parecer, llamerles niños con discapacidad, no me parece lo más correcto. Es como si a una persona de mucha edad, la llamásemos mayor ¿mayor para qué? Quizá esa persona es capaz de hacer algo que uno mismo no es capaz de hacer.
Este es mi punto de vista como madre, podreis estar más o menos de acuerdo con mi manera de ver esta situación. Me gustaría saber alguna de vuestras opiniones, como progenitores, familiares, ... de una persona especial, diferente, singular y única. 
Un saludo,
 
Isaac y Noelia